Monday, January 21, 2008

Al desaparecer la realidad social y cutural por medio de estandares se puede intentar comprender la nueva realidad asimilando a esta como “la soledad organizadora”, creación que resulta de las individualidades y no de un sistema del arte, como han dicho mucho los sociólogos en los últimos años, preocupados por realidades del arte, que eran el crecimiento de la institución: la multiplicación de los centros de arte, los museos, los curadores que, de alguna manera, defienden una sociología de la dependencia del arte, diciendo que los artistas ya no son nadie alimentan la gran máquina; es cierto en apariencia pero no en los hechos.

El artista existe, no al dar la verdad a todos como un genio; sino al trabajar en su mundo algo que le permite organizar su propia vida en el riguroso orden de nuestro tiempo, el artista renuncia al Sentido y produce una estética autónoma.

El artista no es el maestro ni el pensador del mundo, opera como el transformador del sentido que pasa a través de él, que va a capturar y estetizar.

Por lo que estamos en una dimensión ahora, de la estética potencial: su característica es que lleva en sí algo que no siempre realiza -todos llevamos, aún los más bárbaros, una utopía de un mundo perfecto que nos daría una felicidad privada porque todos somos personas constituidas potencialmente; así es también para el arte, su estética es potencial.

El resultado de todo esto es una creación contextual, ya que se basa en una diseminación de las prácticas, en una apertura sin precedente del sentido del arte, de la noción de obra de arte, sobre una democratización intensa de las prácticas y una apropiación generalizada y circulatoria de los enunciados estéticos y plásticos.

El resultado produce la prolifidad más grande del mundo de la cultura, haciedno en esta epoca el concepto artitico halgo mas grande y complejo.

Friday, March 16, 2007